Te preguntarás quién: ¿Quién soy yo? ¿Qué hago aquí? Es una pregunta difícil de responder y que necesito hacerme bastante a menudo. Tampoco soy muy amante de las etiquetas. Así que, de lo que si os puedo hablar es de las experiencias que me han traído a este momento, en el que escribo lo que es hasta ahora parte de mi biografía. Mi nombre es Noelia, nací en Barcelona y esto son pequeños capítulos de mi historia reciente.
Te preguntarás: ¿Quién soy yo? ¿Qué hago aquí? Es una pregunta difícil de responder y que necesito hacerme bastante a menudo. Tampoco soy muy amante de las etiquetas. Así que, de lo que si os puedo hablar es de las experiencias que me han traído a este momento, en el que escribo lo que es hasta ahora parte de mi biografía. Mi nombre es Noelia, nací en Barcelona y esto son pequeños capítulos de mi historia reciente.
Te preguntarás: ¿Quién soy yo? ¿Qué hago aquí? Es una pregunta difícil de responder y que necesito hacerme bastante a menudo. Tampoco soy muy amante de las etiquetas. Así que, de lo que si os puedo hablar es de las experiencias que me han traído a este momento, en el que escribo lo que es hasta ahora parte de mi biografía. Mi nombre es Noelia, nací en Barcelona y esto son pequeños capítulos de mi historia reciente.
Sé que en algún momento de mi vida dejé de atenderme, entré en modo autómata. Todo era hacer y moverme de un lado a otro sin dirección alguna. Eso me llevo a una profunda crisis existencial que tapaba con capas de: estoy bien, no pasa nada, solo estoy cansada. En el fondo sabía que algo no funcionaba. Pensaba, ¿Esto es todo? ¿Qué sentido tiene esta vida?
Sé que en algún momento de mi vida dejé de atenderme, entré en modo autómata. Todo era hacer y moverme de un lado a otro sin dirección alguna. Eso me llevo a una profunda crisis existencial que tapaba con capas de: estoy bien, no pasa nada, solo estoy cansada. En el fondo sabía que algo no funcionaba. Pensaba, ¿Esto es todo? ¿Qué sentido tiene esta vida?
Sé que en algún momento de mi vida dejé de atenderme, entré en modo autómata. Todo era hacer y moverme de un lado a otro sin dirección alguna. Eso me llevo a una profunda crisis existencial que tapaba con capas de: estoy bien, no pasa nada, solo estoy cansada. En el fondo sabía que algo no funcionaba. Pensaba, ¿Esto es todo? ¿Qué sentido tiene esta vida?
Tomé una serie de decisiones, algunas dolorosas, que me permitieron entrar en un largo periodo de duelo. Un duelo de mí misma. Mi personaje se había desmoronado. Decidí iniciar un proceso terapéutico que me ayudó a desbloquear emociones, darme cuenta de patrones heredados y de como de afectado estaba mi amor propio. En paralelo me entregué por completo a mi propia autoindagación y realicé varias formaciones.
Tomé una serie de decisiones, algunas dolorosas, que me permitieron entrar en un largo periodo de duelo. Un duelo de mí misma. Mi personaje se había desmoronado. Decidí iniciar un proceso terapéutico que me ayudó a desbloquear emociones, darme cuenta de patrones heredados y de como de afectado estaba mi amor propio. En paralelo me entregué por completo a mi propia autoindagación y realicé varias formaciones.
Tomé una serie de decisiones, algunas dolorosas, que me permitieron entrar en un largo periodo de duelo. Un duelo de mí misma. Mi personaje se había desmoronado. Decidí iniciar un proceso terapéutico que me ayudó a desbloquear emociones, darme cuenta de patrones heredados y de como de afectado estaba mi amor propio. En paralelo me entregué por completo a mi propia autoindagación y realicé varias formaciones.
Mi nueva vida, me permitió dedicar más tiempo a lo que me apasionaba. Así que, después de muchos años, volví a escribir, a leer, a cantar, a bailar… .
Conecté con mis partes más oscuras y más luminosas. Aproveché cada una de las oportunidades que se me dieron para renacer cada cierto tiempo. Recuperé parte de la vitalidad y fortaleza que había perdido. Comprobé en mi propia piel que el arte es terapéutico, sanador y una vía de autoconocimiento profundo. Aprendí una nueva forma de ver.
Mi nueva vida, me permitió dedicar más tiempo a lo que me apasionaba. Así que, después de muchos años, volví a escribir, a leer, a cantar, a bailar… .
Conecté con mis partes más oscuras y más luminosas. Aproveché cada una de las oportunidades que se me dieron para renacer cada cierto tiempo. Recuperé parte de la vitalidad y fortaleza que había perdido. Comprobé en mi propia piel que el arte es terapéutico, sanador y una vía de autoconocimiento profundo. Aprendí una nueva forma de ver.
Mi nueva vida, me permitió dedicar más tiempo a lo que me apasionaba. Así que, después de muchos años, volví a escribir, a leer, a cantar, a bailar… .
Conecté con mis partes más oscuras y más luminosas. Aproveché cada una de las oportunidades que se me dieron para renacer cada cierto tiempo. Recuperé parte de la vitalidad y fortaleza que había perdido. Comprobé en mi propia piel que el arte es terapéutico, sanador y una vía de autoconocimiento profundo. Aprendí una nueva forma de ver.
Es curioso el impacto que tienen algunas personas en tu camino, sin que ellos los sepan. Alguien me propuso que conectara con mi sensibilidad e investigara sobre la Arteterapia. Y no se equivocó. Así que, decidí embarcarme en una formación de tres años para dedicarme de lleno al acompañamiento de personas a través del arte.
Te das cuenta, como de alguna manera está todo conectado. Mi madre, en un acto de generosidad y amor, en una crisis de amor propio a mis 18 años, me acompañó a un centro de terapias donde me pasaba el tiempo escuchando música y dibujando. La vida me ha llevado al mismo lugar desde el otro lado.
Es curioso el impacto que tienen algunas personas en tu camino, sin que ellos los sepan. Alguien me propuso que conectara con mi sensibilidad e investigara sobre la Arteterapia. Y no se equivocó. Así que, decidí embarcarme en una formación de tres años para dedicarme de lleno al acompañamiento de personas a través del arte.
Te das cuenta, como de alguna manera está todo conectado. Mi madre, en un acto de generosidad y amor, en una crisis de amor propio a mis 18 años, me acompañó a un centro de terapias donde me pasaba el tiempo escuchando música y dibujando. La vida me ha llevado al mismo lugar desde el otro lado.
Es curioso el impacto que tienen algunas personas en tu camino, sin que ellos los sepan. Alguien me propuso que conectara con mi sensibilidad e investigara sobre la Arteterapia. Y no se equivocó. Así que, decidí embarcarme en una formación de tres años para dedicarme de lleno al acompañamiento de personas a través del arte.
Te das cuenta, como de alguna manera está todo conectado. Mi madre, en un acto de generosidad y amor, en una crisis de amor propio a mis 18 años, me acompañó a un centro de terapias donde me pasaba el tiempo escuchando música y dibujando. La vida me ha llevado al mismo lugar desde el otro lado.
Un día te levantas y te das cuentas de que te has convertido en un autómata, que va de arriba a abajo sin sentido alguno. Te detienes un segundo. De repente, aparecen imágenes en tu cabeza de cuando eras niña. Libre, con tu capa de superhéroe encima de un árbol.
Te preguntas: ¿en qué momento dejé de atenderme? ¿Por qué ya no escribo, canto, bailo, corro, juego, curioseo?
Al darte cuenta se abre una puerta. Detrás de ella un camino, lleno de luces y sombras, que forman parte de ti. En una de las paradas, miras hacia atrás y ves todas las experiencias que te han llevado hasta aquí.
De repente, nace lo que te parece una buena idea, ¿por qué no compartir todo esto con otras personas? Aquí estoy, continuando mi viaje, con muchas ganas de aprender acompañando a otros.
Un día te levantas y te das cuentas de que te has convertido en un autómata, que va de arriba a abajo sin sentido alguno. Te detienes un segundo. De repente, aparecen imágenes en tu cabeza de cuando eras niña. Libre, con tu capa de superhéroe encima de un árbol.
Te preguntas: ¿en qué momento dejé de atenderme? ¿Por qué ya no escribo, canto, bailo, corro, juego, curioseo?
Al darte cuenta se abre una puerta. Detrás de ella un camino, lleno de luces y sombras, que forman parte de ti. En una de las paradas, miras hacia atrás y ves todas las experiencias que te han llevado hasta aquí.
De repente, nace lo que te parece una buena idea, ¿por qué no compartir todo esto con otras personas? Aquí estoy, continuando mi viaje, con muchas ganas de aprender acompañando a otros.
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Al darte cuenta se abre una puerta. Detrás de ella un camino, lleno de luces y sombras, que forman parte de ti. En una de las paradas, miras hacia atrás y ves todas las experiencias que te han llevado hasta aquí.
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